martes, 18 de mayo de 2010

Carlitos Oviedo, el argentino

La historia cuenta la vida de Carlos Oviedo, un viejo publicista de la ciudad de Rosario, que ya hacía veinte años se encontraba en el mundo de la publicidad argentina, pero que sin embargo su vida había resultado todo un fracaso.
El viejo Carlitos, como le decían sus allegados, se levantaba todos los días a las seis de la mañana, calentaba agua en un jarro que tenía mas años que él y se preparaba un café bien fuerte i amargo como su propia vida. Él decía que lo que tenía ya no era vida. Su esposa lo había abandonado cuando sus hijos aún eran pequeños y tuvo que cumplir el rol de madre y padre a la vez. A todo esto, en la agencia de publicidad no pagaban bien así que este pobre hombre se lo podía considerar un infeliz más del mundo.
Pero no conforme con su vida Carlitos comenzó a tratar de cambiarla, pero no hallaba el modo. Probó de todo y nada resultaba conformarlo. Una noche de verano salió al patio de su casa y con una soga intentó quitarse la vida. No pudo lograr su cometido, como la soga era muy vieja, se cortó y Carlos se quedó con las ganas de ver el otro mundo. Pobre infeliz, ni matarse le salía.





Incompleto...

lunes, 30 de noviembre de 2009

Frei, la ciudad feliz

Dicen que hace un tiempo hubo una persona que estaba cansado de vivir bajo las obligaciones laborales, bajo las responsabilidades que uno tiene en la vida, que aunque uno no sepa bien por qué, las tiene igual. Entonces esta persona tuvo una idea, una brillante idea, a su parecer, y decidió realizar un viaje, pero no cualquier viaje, sino uno que marcaría su vida, y quién sabe, la historia de la humanidad. Así fue como esta persona viajó a la ciudad de Frei en busca de libertad, paz, gozo, alegría y, por qué no también, amor. Igualmente esto no fue nada fácil para dicha persona, porque, aunque se encontrara cansada de las obligaciones y de las responsabilidades de la vida, ya se había acostumbrado involuntariamente a vivir de esa manera, y era difícil abandonarlo todo. Entonces en ese momento se plantó frente al espejo, se miró y se preguntó a sí misma: “¿Qué es lo que quieres para tu vida?”; su respuesta fue: “una vida alejada de lo que no sé quién quiere para la humanidad”. Esa misma tarde guardó todas sus cosas en una mochila (no eran muchas sus pertenencias), y partió hacia la ciudad que la esperaría con las puertas abiertas; era ese el pasaporte a la felicidad.Al llegar a Frei lo primero que hizo fue buscar al alcalde de la ciudad, y cuando lo encontró le comentó por qué había decidido ir a vivir a su ciudad. El alcalde, contento por la decisión que esta persona había tomado, le ofreció un apartamento para que se instalase a vivir allí.Así fue como esta persona vivió feliz el resto de su vida, porque allí se autoabastecían los habitantes mismos, eran ellos los encargados de hacer todo, y por esto, no tenían contacto con habitantes de otras ciudades. Vivió 104 años esta persona, una barbaridad; ahora yo me pregunto, hasta cuánto llega la imaginación de un niño, ¿no les parece?

viernes, 24 de julio de 2009

viernes, 10 de julio de 2009

Lágrimas


Tu mirada, bella, me llamaba la atención, te busqué, te encontré, te hablé. Esos ojos reflejaban tu belleza interior, me iluminaba. Lo único que pensaba en eso momento era captar tu atención. Te encontrabas lejos de mí, lejos de tu mundo cotidiano, de la rutina. Comenzamos nuestra relación con unos simples mensajes, nada especial. Al conocerte me iba enamorando, no quería, me resistía, no lo pude evitar. Tu carisma, tu personalidad, en fin, todo. La locura se había apoderado de mi ser, mi mundo rondaba el tuyo.


(Continuará)